Redacción. Madrid
La Fundación Española del Corazón (FEC) ha informado de que aproximadamente uno de cada diez españoles mayores de 60 años sufre enfermedad arterial periférica, conocida comúnmente como la enfermedad de los escaparates. De las cerca de un millón de personas que la padecen, la gran mayoría son hombres. Esto se debe a que las mujeres están más protegidas frente a la arteriosclerosis, la causa principal de la enfermedad. Además, las féminas presentan en estas edades cifras de tabaquismo inferiores a las de los hombres.
Manuel Martínez Selles, presidente
de la Sección de Cardiología Geriátrica
de la Sociedad Española de Cardiología.
|
Esta patología, causada por la falta de oxigenación de los miembros inferiores, resulta un indicador de riesgo de cardiopatía isquémica. El Dr. Manuel Martínez Selles, presidente de la Sección de Cardiología Geriátrica de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), ha explicado que “el aumento del riesgo de padecer cardiopatía isquémica depende de la edad y de otros factores, pero puede multiplicarse por dos o por tres si se sufre enfermedad arterial periférica”.
Síntomas de la enfermedad de los escaparates
La falta de conocimiento de los síntomas de la enfermedad de los escaparates es muy habitual, haciendo que en la mayoría de los casos se diagnostique cuando la enfermedad ya se encuentra en un estadio avanzado. Los enfermos que la padecen suelen percibir un síntoma denominado claudicación intermitente, caracterizado por un dolor muscular intenso localizado en las piernas, normalmente en la región de la pantorrilla o el muslo, que se desencadena al caminar o realizar ejercicio físico, y que solo mejora al detener completamente la actividad. Algunos pacientes, además de este dolor, sienten calambres, entumecimiento y sensación de cansancio muscular, por lo que puede confundirse con el dolor óseo asociado a la edad.
Los expertos han indicado que esta patología puede llegar a resultar discapacitante, ya que en las fases avanzadas, los síntomas aparecen incluso en reposo, pudiendo formar úlceras, gangrenas, necesidad de amputación o incluso puede causar la muerte.
Para definir la gravedad de la enfermedad, se debe de medir la distancia recorrida desde el momento en que se comienza a realizar la actividad hasta que aparece el dolor, obligando al paciente a detenerse. Los estadios clínicos de Fontaine son cinco:
- I Paciente asintomático o con síntomas inespecíficos.
- II a Claudicación intermitente no incapacitante (más de 150 metros).
- II b Claudicación intermitente incapacitante (menos de 150 metros).
- III Dolor en reposo.
- IV Isquemia grave con lesiones tróficas (ulceración y gangrena).
El Dr. Martínez Selles ha apuntado que “para poder realizar un tratamiento y una prevención adecuadas, es fundamental el diagnóstico precoz”. “Por ello, es importante consultar a un especialista en cuanto aparezcan los síntomas. El diagnóstico se basa precisamente en el típico síntoma de dolor en la zona gemelar al caminar, que cede con el reposo, y se apoya en la exploración física, que detecta unos pulsos arteriales débiles o ausentes”, ha añadido.
|